Los Factores de Crecimiento son unas proteínas, que se obtienen a partir del plasma sanguíneo y de las plaquetas.

Para su obtención, se obtiene sangre da la persona interesada, que se centrifuga, lo que permite separar estas proteínas del resto de los componentes sanguíneos.

Tras obtener la proteína por centrifugación de la sangre extraída, se va a infiltrar en la zona afectada.

En nuestra especialidad los factores de crecimiento se utilizan principalmente en patología deportiva y en artrosis.

La patología deportiva se refiere a las inflamaciones y lesiones de  tendones, ligamentos y de músculos, tales como las tendinitis de tendón de Aquiles y del tendón rotuliano. En este tipo de lesiones se recomiendan 3 infiltraciones, separándose unos 10 días entre sí, precisando el apoyo del ecógrafo para mejor ubicación de la zona lesionada.

En cuanto a la artrosis, las articulaciones principalmente afectadas son las rodillas y las caderas, pero cualquier articulación del esqueleto puede ser infiltrada, como en las manos, en los pies, muñecas, hombros, etc. pueden beneficiarse de este tratamiento. También va a precisar la colocación de 3, a veces 4, infiltraciones articulares. Este tratamiento puede repetirse al cabo de un año.

En patología artrósica, están principalmente indicados en artrosis de grado 2 y grado 3, leve y moderada, frenando la evolución de natural de la enfermedad.  Si la artrosis está ya muy evolucionada, grado 4, su efectividad se reduce mucho.

Los factores de crecimiento favorecen los procesos de reparación de tejidos y estimulan la creación de nuevos vasos sanguíneos allí donde se colocan, con lo que favorecen la remodelación de los tejidos

Por ello van a actuar con los siguientes efectos:

• Efecto analgésico
• Efecto antinflamatorio
• Efecto regenerativo
• Además al ser células del propio paciente, no  se puede producir rechazo o intolerancia del tratamiento.
• No precisa anestesia para su colocación

Por todo la lo expuesto, los factores de crecimiento se revelan como un tratamiento útil en patología artrósica articular, principalmente en rodilla y cadera, así como en patología deportiva, como tendinopatías crónicas, roturas tendinosas, rotura ligamentosas, patología meniscal y roturas musculares, reduciendo el dolor y la inflamación, mejorando la rigidez y la funcionalidad y movilidad, y reduciendo los tiempos de recuperación.